Los astrofísicos del CEFCA ponen en relación proyectos de relevancia internacional, como Gaia, un censo de 2.000 millones de estrellas de la Vía Láctea, o el telescopio Vera Rubin del desierto de Chile, con las investigaciones que surgen a partir de los datos del Observatorio Astrofísico de Javalambre.
Sus últimos avances se presentan en el foro de la Sociedad Astronómica Europea que se celebra hasta el viernes en Cork (Irlanda) y que reúne a 1.500 investigadores de 60 países
Las observaciones para elaborar el cartografiado del Universo dejan a la vista la primera supernova hallada mientras se realiza este proyecto. El equipo científico del CEFCA ha localizado esta explosión estelar en una galaxia espiral, como la Vía Láctea, y a una distancia de unos 700 millones de años luz. Su descubrimiento ya se ha comunicado a la Unión Astronómica Internacional (IAU).
Los primeros datos del cartografiado muestran 100.000 estrellas y unas 450.000 galaxias.
Es la primera muestra científica de la potencia de la combinación del telescopio de gran campo JST250 y su cámara panorámica JPCam.
J-PAS, liderado por el Centro de Estudios de Física del Cosmos de Aragón (CEFCA) y el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) en España, pone a disposición de la comunidad científica los primeros 12 grados cuadrados del mapa tridimensional del universo que está llevando a cabo desde el Observatorio Astrofísico de Javalambre.
Unos 40 investigadores de España, Brasil, China, Colombia y Estados Unidos han conocido los primeros trabajos que se basan en los resultados del cartografiado J-PAS. La reunión ha repasado las proyecciones e investigaciones en curso sobre los primeros grados cuadrados del mapa del Universo. En el marco del XX Congreso J-PAS se han liberado, por primera vez, datos del cartografiado para la comunidad científica internacional.
Existen nubes de polvo y gas que rodean nuestra galaxia. Un espectáculo en forma de filamentos, pero también un velo cuando hablamos de la observación de estructuras de bajo brillo superficial, esto es, cuando miramos 100.000 veces más profundo que la noche más oscura observable con nuestros ojos. Por ello, la pregunta es ¿cómo separamos estos elementos, los llamados cirros galácticos de los halos o las colas de marea de las galaxias? Este es un proceso fundamental para poder estudiar la formación, los bordes y la historia de dichas galaxias.
Galaxias a menos de 800 millones de años luz y con líneas extremas de emisión nos pueden permitir entender cómo funcionan las galaxias que operaron en la formación del Universo. La investigación, todavía en curso, ha sido presentada por Alejandro Lumbreras, investigador del CEFCA, en el Congreso bianual de la Sociedad Española de Astronomía.